Bangkok, 10.000.000 de habitantes, mega ciudad, los más moderno y tecnológico se mezcla con la tradición asiática más profunda, un lugar donde se ve claramente el boom asiático de los siglos XX y XXI, una ciudad donde vive prácticamente la mitad de los habitantes del país, sede de la omnipresente familia real tailandesa y lugar de un exotismo sin parangón. Quien quiere historia, arte y tradición lo encuentra en cualquier sitio. Simplemente un dato, Bangkok tiene más de 400 templos. Quien quiere modernidad, arquitectura futurista, vidrio y metal, también lo tiene fácil, hay varios núcleos de edificios altos, zonas financieras, bancarias y de hoteles por la ciudad. Las compras son otro gran reclamo, buenos productos, artesanía y falsificaciones de marcas internacionales se encuentran sin problemas por calles y centros comerciales, algunos con un tamaño que te hace perder el norte y no saber ni dónde estás ni qué hora es; además del famoso mercado flotante, muy turístico, en mi opinión. Bangkok está muy viva, hay una gran cantidad de gente joven, los bares abundan, también los restaurantes (de todos los tipos, precios y categorías) y su vida nocturna tiene fama de ser una de las más intensas del planeta.
Todo eso es la capital de Tailandia, la «tierra del eterna sonrisa», como les gusta decir a ellos, y la verdad es que se suele cumplir el tópico. Pude ver todas estas cosas y vivencias en el viaje que este verano me ha llevado por varios rincones de Asia, en este post intentaré contar cómo es una de las ciudades más vitales del mundo: Bangkok.
Esta es una ciudad de contrastes. Tiene un estatus de ciudad cosmopolita dada la cantidad de gentes y etnias diferentes que hay en la capital. Su nombre original no es Bangkok, si no que es uno mucho más largo en el idioma tailandés, pero su traducción literal sería » la ciudad de los ángeles». Bangkok es capital desde que en el siglo XVIII la antigua capital, Ayuttaya, que se encuentra a una hora aproximadamente de Bangkok, fuera casi totalmente destruida por los Birmanos. En ese momento el rey Rama I decide que la capital de su reino, Siam, debía moverse a lo que aproximadamente ahora sería Bangkok. Para ello eligió una pequeña ciudad comercial junto al gran río Chao Phraya, de más de 300 km de longitud, y en donde aún hoy se ve la importancia que tiene el agua en la vida comercial de la ciudad. A partir de ese momento la ciudad fue creciendo cada vez más, hasta convertirse en un importante núcleo comercial y de comunicación en todo el sudeste asiático. Con los siglos los chinos y los indios crearon importantes comunidades en la ciudad, y así crecieron barrios cosmopolitas, con vivos mercados y animadas calles, que se unieron al modo de vida del propio pueblo tailandés, dando a lugar una ciudad muy exótica.
Por las calles de Bangkok se vive una vida desenfrenada. Es una ciudad en eterno movimiento, con un caótico tráfico en las horas punta y en las calles más importantes; sólo durante la noche parece que el tráfico se alivia. De todos modos Bangkok no es una ciudad en donde se vean accidentes de tráfico, los tuk-tuk son muy respetados, y rara vez suena un claxon por la calle. También las aceras están abarrotadas de personas, gente que va y que viene, que compra, que come, que consume, que ofrece masajes, que recibe masajes, gente que cocina en la acera, hombres de negocios que entran y salen de los rascacielos… En Tailandia la gente come cuando tiene hambre, todas las veces que quiera a lo largo del día, al contrario que para nosotros, el almuerzo no tiene un concepto social o cultural, y si hay que trabajar o ir a varios sitios, es muy común comer lo que sea; o también, simplemente comer porque apetece. Por eso es muy normal la venta de comida por las calles, son cocinas ambulantes donde degustar las exquisiteces de la cocina tailandesa, muy sana y sabrosa. Los puestos callejeros, aunque estén en las vías públicas, suelen ser muy limpios y los ingredientes son frescos del día, además lo preparan delante de tí; de cualquier modo, siempre es bueno tener cabeza y saber dónde tiene mejor aspecto la comida.
Por las calles también es muy normal la venta de fruta, siempre fresca y jugosa, ya que suelen ser frutas tropicales, típicas de la zona; no esperéis ver muchas naranjas o cítricos, pero sí el Durian. Esta es una curiosa fruta local (que también se consume en otros países del sudeste asiático) y que tiene un gusto dulce y agradable pero un olor bastante fuerte, por eso hay carteles que nos indican que está prohibido su consumo en muchos lugares públicos y en el metro.
Igualmente habitual es la venta de flores en puestos ambulantes. Las flores se suelen vender cerca de los templos, sobre todo en las zonas con templos hinduistas, ya que lo normal es hacer ofrendas florales a los dioses y espíritus de esta religión. Esas ofrendas se hacen para pedir deseos, hacer promesas, o agradecer algún hecho afortunado.
No sólo es en los templos en donde se ponen esas flores, si no que también es muy normal encontrarse con pequeños templetes, en honor a dioses y santos, en algunas esquinas y cruces de calles en el centro de la ciudad. La gente tailandesa es, generalmente, religiosa y bastante creyente en espíritus, almas de antepasados y fantasmas; por eso, en esos altares nunca faltan flores y ofrendas, que pueden ser alimentos o incluso refrescos y bebidas.
Bangkok también es famosa internacionalmente por su vida nocturna, y se la tiene bien merecida. Tailandia es uno de los países más liberales del mundo, con mejor clima todo el año, con una gran población joven y en donde se respira gran libertad y permisividad. Sin embargo es cierto que es raro ver muestras de afecto o amor en lugares públicos. No es habitual ver gente autóctona de la mano o besándose, pero sin embargo si es muy normal ver a los jóvenes disfrutando de la animada noche de Bangkok, los turistas tienen total libertad a la hora de beber, fumar y divertirse. Es muy normal que por la calle te ofrezcan el entrar a ver un espectáculo de ping-pong show. Tras este inocente nombre hay un espectáculo muy habitual en el país, y que consiste en una sesión donde unas mujeres hacen acrobacias vaginales bastante increíbles. Los locales de alterne también son comunes. Las llamadas barras americanas abundan en algunas zonas, y por supuesto las bailarinas no son sólo eso. Hace años Tailandia comenzó a ser famosa ya que, en algunos lugares, había prostitución infantil; afortunadamente esa lacra está siendo muy controlada por el gobierno en los últimos años, pero la prostitución es muy normal, aceptada, asumida y popular. Nadie debe asustarse por ello ni echarse las manos a la cabeza, los locales donde se realizan estas actividades son facilmente reconocibles, están bastante focalizados en distintas zonas de la ciudad, y siempre te invitan a entrar con educación, nunca te sientes incómodo; aunque es cierto que hay calles en donde casi todos los recintos se dedican a lo mismo, y para un europeo puede chocar. Igual que hay calles de bares de copas con espectáculos de barra
americana y chicas de alterne, también hay exactamente lo mismo pero para el público homosexual, y es curioso ya que es prácticamente todo idéntico solo que cambiando las chicas por jovencitos asiáticos. El tema de la homosexualidad en Tailandia está perfectamente normalizado y no hay discriminación hacia este sector de la sociedad, si bien es cierto que las leyes del estado van por detrás de la sociedad, ya que aún no existe ninguna ley de matrimonio homosexual. En lo que se refiere a este tema también están los popularmente llamados lady-boys, que son chicos con aspecto femenino. Los lady-boys son transexuales, y abundan en casi todo el país, si bien en la capital es donde más se pueden ver ya que es donde hay más población concentrada. Los lady-boys abundan en las horas nocturnas, y de hecho tienen gran número de seguidores y turistas que los buscan a diario, sin embrago hay que decir que su presencia está totalmente asumida y son muy respetados por la sociedad. No sólo encontraremos a lady-boys en bares por la noche, o en clubes de alterne, si no que también es muy normal verles desarrollando actividades cotidianas y como empleados en lugares normales, como en restaurantes, dependientes de tiendas, salones de masaje… Lo que sí está totalmente prohibido por ley, y muy duramente, es la droga. La cárcel es el destino asegurado de quien sea hallado vendiendo o consumiendo droga, incluso para los turistas. El gobierno del país es consciente de que el gran atractivo de Tailandia es el turismo, y no quiere que las drogas sean un reclamo dentro de una sociedad tan permisiva.
Un espectáculo también muy habitual en toda Tailandia es el Muay Thai, o boxeo tailandés. Tailandia no es el único lugar del sudeste asiático en donde se practíca este deporte, cada localización tiene sus características, pero sí que es un símbolo y un orgullo del Reino de Tailandia. En esta lucha se usan puños (enguantados), pies, codos y rodillas, además de algún agarre. Es un espectáculo recomendable si se quiere conocer bien la sociedad y la cultura tailandesa, pero no debemos olvidar (sobre todo las personas más sensibles) que es una lucha, en ocasiones violenta, siendo muy normal el desarrollo de apuestas en relación a los distintos combatientes, que en muchas ocasiones no son sólo tailandeses, si no también provenientes de países occidentales.
En Bangkok se mezcla la tradición oriental más absoluta y la modernidad más tecnológica. Una de las zonas más interesantes y turísticas es el templo de Wat Pho, en donde se encuentra una obra maestra del arte tailandés y unos de los símbolos de su cultura: la escultura dorada del Buda Reclinado. Cuenta la leyenda que este buda pudo venir de la India, y que se colocó durante cientos de años en la antigua capital del Reino de Tailandia, Ayuttaya, que se encuentra a una hora aproximadamente de Bangkok. Esa ciudad y el templo donde se hallaba esta pieza de arte fueron destruidos durante una guerra contra los birmanos, pero que las gentes del lugar recubrieron de cal y pintaron de otro color la figura del Buda Reclinado para que los birmanos no la robaran, ya que estaba totalmente dorada. Según parece este ataque fue en el siglo XVIII y el rey Rama decidió cambiar su capital tras el mismo, pero se llevó lo que quedó utilizable del templo y el buda, que según parece se salvó casi totalmente.
Durante el siglo XVIII se creó un nuevo conjunto monástico, o Wat, en Bangkok y se colocó y restauró la figura. Actualmente sus dimensiones son sobrecogedoras, 15 metros de alto y 43 de largo, y todo recubierto de oro. La figura se encuentra reclinada sobre su lado derecho y la cabeza apoya en la mano, con la ayuda de dos cojines cuadrados con incrustaciones de esmaltes y vidrios azules. La visión del monumento es bastante impresionante, ya que da la sensación de que el edificio se hubiese quedado pequeño para semejante figura. En la planta de los pies del buda, encontramos incrustaciones de madreperla (nácar) y mosaicos de teselas azules que representan 108 paneles con los 108 símbolos de los auspicios futuros que vio Buda.
La sala está sujeta por una columnata que divide en dos el espacio, a un lado el buda, al otro los visitantes. Todos los que quieran ver el monumento entran por la puerta de un extremo y salen por otra puerta en el otro extremo. Durante este recorrido se puede disfrutar de la magnífica escultura de Buda y de las pinturas murales que cubren absolutamente todas las paredes. Estas pinturas representan escenas de la vida de Buda y fueron hechas durante la restauración, ampliación y reforma que hizo de todo el conjunto el rey Rama III en la primera mitad del siglo XIX.
En el lugar donde se colocó este Wat, se creó también la primera escuela profesional de masaje tailandés y prácticas curativas y médicas a través del contacto. Esto viene dado porque Buda, en vida, hizo mucho énfasis en la importancia medicinal del yoga y las técnicas curativas. Por eso, hoy en día los tailandeses consideran que este lugar es la primera universidad del masaje tailandés, y aún hoy se enseña esta técnica; allí viven muchos monjes y niños-monjes que demostrarán su saber en el futuro.
Todo el conjunto está plagado de una serie de patios, jardines, esculturas de dragones y guerreros protectores del templo, los cuales asegurarían que nada le volviese a pasar a la figura de Buda, estas estauas de piedra fueron traidas de China y se colocaron, por parejas, en las 16 estradas que tiene el Wat Pho. El resto del conjunto se completa con tumbas de reyes y stupas, o monumentos funerarios y contenedores de reliquias que han evolucionado desde los primitivos enterramientos budistas con forma de túmulo.
Dentro del Wat Pho hay otra zona en donde tras pasar una serie de patios cuadrados concéntricos se llega a lo que para mi fue la segunda gran sorpresa del día: La sala del Gran Buda Sentado. Este es otro lugar impresionante. La figura se encuentra en una amplia sala decorada con pinturas murales, frente a la figura de Buda hay un espacio para la oración y las ofrendas, y por supuesto una magnífica escultura de Buda sentado con las piernas cruzadas en posición de oración y totalmente recubierto de brillante oro. La estatua se encuentra encima de un recargado podio, también dorado, y muestra una gran dignidad.
Todo el conjunto no es un lugar de peregrinación en sí, pero sí que es un recinto en donde hay una gran devoción y los tailandeses lo sienten como un símbolo nacional; es muy normal ver grandes grupos de visitantes escolares junto con los turistas. En los años ’80 fue restaurado en profundidad.
Imágenes propias.
¡Qué envidia de viaje, Jaime! Tu post es precioso, nos descubre un mundo a los que no conocemos Tailandia, ni hemos estado nunca en Asia.
Hola Mercedes.
Me alegro que te haya gustado, y te animo a ti, y a todo el mundo, a ir a Asia. Realmente es otro mundo.
Bonitas fotos con unos comentarios muy buenos. He recordado mi viaje a esa ciudad de hace unos años. Gracias Jaime.
M. Luz, gracias a ti. De Tailandia he vuelto con cientos de fotos, realmente es un sitio muy exótico. Supongo que te gustó tanto como a mi. Un Saludo
Pingback: Llegar a Bangkok. Datos prácticos. | Mundo + Arte