El actual Estado de Baviera, cuyo nombre real sería Freistaat Bayern (Estado Libre de Baviera) es el mayor de los 16 estados que componen la Federación Alemana, su capital es Munich. Pero la gloria de su pasado debemos irla a buscar al antiguo Reino de Baviera, un pequeño y tardío reino europeo caracterizado por una economía rica, un paisaje impresionante y unos monumentos que nos hablan de unos reyes poco habituados a serlo y que tras la Guerra de los 30 años dieron rienda suelta a sus sueños. Maximiliano I, Luis I y Luis II de Baviera fueron los principales monarcas de este reino, que existió entre los años 1806 y 1918. Este territorio siempre había estado oprimido entre los problemas y disputas de Prusia, al norte de la actual Alemania, Suecia y Francia, que en muchas ocasiones hicieron de Baviera el campo de batalla de sus problemas. Por eso, a lo largo del siglo XIX, cuando la economía y la política exterior se tranquilizaron en la zona, este rincón del viejo mundo pudo crecer y tomar una ideantidad própia.
Fue Luis II de Baviera el rey que más marcó lo historia de este lugar. Nació en 1845 en el Nymphenburg (Palacio de las ninfas), sede de la familia real de Baviera, en Munich. Tuvo una esmeradísima educación, claramente influenciada por el Romanticismo, estilo artístico imperante en el momento y que englobaba todas las artes: música, literatura, pintura, arquitectura… El Romanticismo echaba la vista atrás buscando inspiración en el pasado y evocando ambientes épicos, misteriosos y románticos que estimularan la imaginación de los artístas; los románticos veían en ese pasado las raices de su própia sociedad y las mezclaban con las fantasías y las leyendas de un mundo perfecto y onírico. En esta atmósfera se crió Luis, hijo de Maximiliano II, que le dió una estricta educación sabedor que sería quien le sucedería. Se considera que a pesar de haber tenido una buena educación, también debió de estar muy consentido, siendo un joven fantasioso al que, en su adolescencia, le gustaba recorrer los bosques y lagos acompañado de su amigo, y aristócrata, Paul Maximilian Lamoral, que fue su Ayuda de Campo y probable amor platónico hasta que éste se emparejó con una joven de la corte. Se dice que juntos jugaban a leer poesías épicas, cabalgaban por los bosques, representaban escenas de las óperas de Wagner y fantaseaban con las leyendas nórdicas de caballeros y princesas. Con su prima Isabel de Baviera, Luis tuvo una amistad de por vida, ella, más cocnocida como Sissi, fue su gran amiga de la infancia y la adolescencia; juntos paseaban por la naturaleza y en privado se llamaban Águila (Luis) y Cisne (Sissi). Algunos han afirmado, aunque es muy poco probable, que entre ellos hubo un intenso amor, y que por ello Luis rechazó a quien iba a ser su esposa, la princesa Sofía (hermana de Sissi). Esto no sería posible principalmente porque, aunque los originales se perdieron en la Segunda Guerra Mundial y sólo se conservan copias, hay unos diários escritos por el própio rey en donde cuenta su problemática moral al sentirse atraido por distintos hombres del momento, así se conocen varios enamoramientos hacia actores teatrales, jinetes, cortesanos… algo que chocaba de lleno con su moral católica.
A grandes rasgos se considera que Luis II estaba descontento con el momento histórico que le había tocado vivir, probablemente no tenía la fuerza de caracter necesaría para reinar, no fue capaz de tener un heredero directo, se le considera un hombre de una personalidad excéntrica y algo infantil, tuvo un gran interés por las fábulas, las narraciones épicas, los cuentos y la mitología caballeresca, era un ser melancólico y cada vez se fue alejando más de la capital, pasando largas temporadas en sus castillos. Según algunos no estaba capacitado para gobernar, aunque la historiografía moderna plantea si realmente todo fue una treta de sus familiares para darle por incapaz y apartarle del trono. A todo esto hay que sumarle las extrañas circunstancias de su muerte, ocurrida cuando junto con su médico-psiquiatra fue a pasear por el lago Starnberg. Ese día fueron sin escolta ya que el rey había tenido una mejoría en su proceso depreseivo, pocas horas después aparecieron ambos ahogados en el lago. Esta muerte ha estado siempre rodeada de dudas, ya que se sabe que Luis II era un excelente nadador, y algunos afirman que fue un homicidio. También hay quien considera que la leyenda de Luis II como el Rey Loco o el Rey Demente fue una distorsión posterior para desprestigiarle. De cualquier modo es cierto que le gustaban los cuentos de hadas, que su corononación se acercó mucho estéticamente al concepto de Príncipe Azul, que la leyenda de Tristán e Isolda era su favorita, que los cuentos nórdicos le apasionaban…
Fue un gran defensor y consumidor de la música de Wagner (1813 -1883) a quién protegió, pagó por sus servicios y al que llevó a Munich. Sin duda Luis fue un rey atípico, curioso, diferente, incomprendido en su tiempo y por ello quiso recluirse en un mundo íntimo y paralelo que se desarrollaba en sus castillos, siendo éstos representaciones materiales de sus gustos y fantasías; sobre todo uno: Neuschwanstein.
Literalmente el nombre de este castillo querría decir «La nueva piedra del cisne» y fue levantado según la imaginación desbordante del própio rey. Estilísticamente estaría a medio camino entre el estilo romántico y el neogótico o neomedieval. Fue creado en 1866 bajo la supervisión de Luis II, en un enclave esteticamente perfecto, mirando a los Alpes, cerca de un lago, rodeado de bosques, junto a praderas y montañas. Aunque fue diseñado en un momento histórico en el que los castillos ya no se usaban, eran edificios defensivos en desuso desde hacía cientos de años, y la creación de éste únicamente tenía que ver con el deseo de su dueño. Además está localizado en un lugar en el que no había nada que defender, no está en una zona de importancia estratégica, nació solamente por el gusto romántico de un hombre. Las torres y muros se armonizan con el entorno, es un cuerpo casi orgánico, mezcla distintás estéticas medievales, como el Románico, el Bizantino, el Gótico… Es más un decorado teatral que un lugar práctico dónde residir, siempre estuvo cargado de una gran fantasía irreal y bucólica. Hoy en día es el monumento más visitado de Alemania, y da ingentes cantidades de beneficios con el turismo, aunque también es verdad que su construcción y decoración fueron carísimas, y su mantenimiento es muy alto al estar tan expuesto a los elementos.
Hay dos vías de opinión sobre su construcción, para unos arruinó las arcas del reino, y los familiares del rey tuvieron que acabar con la vida del monarca antes de que llevase a Baviera a la bancarrota. Sin embrago es cierto que para su construcción, Luis II pidió expresamente que sólo se usasen materiales bávaros, mano de obra bávara y tecnología bávara, por lo que ello fomentó la investigación, la industrialización y la ocupación de mano de obra local. Luis II lo comenzó a construir con 20 años, y nunca se acabó. Es más, hoy en día está inconcluso, ya que falta la impresionante capilla del castillo, cuya estética estaría basada en el arte bizantino y que tendría una alta torre, la última que le faltaría al conjunto. Cuando hoy en día se visita el lugar, a pesar de ir por allí en un modo bastante «borreguil», debido a los miles de turistas y a que no es posible salirse del recorrido marcado, se nota en el patio central el hueco donde iría esa capilla. La visita es interesantísima, recomiendo a cualquiera que vaya por la zona que no se lo piense, ya sólo el paisaje es magnífico; pero mejor reservar entradas de antemano, porque funciona como la Alhambra de Granada, hay que pedir hora para acceder.
Luis II dispuso la tecnología más moderna del momento para su castillo, había calefacción por agua caliente dentro de algunos muros, se reutilizaba el calor de las cocinas para calentar las habitaciones superiores, las ventanas eran dobles y tenían una cámara de aire para aislar, había ascensores mecánicos y primitivas máquinas eléctricas para iluminar en la noche… De todo el conjunto, fueron pocas las habitaciones que se decoraron en su totalidad por la prematura muerte del rey. El mito de Tannahuser (el caballero herrante que es seducido por Venus en el Venusberg, o monte de Venus, y su alma es condenada) y Lohengrin (el caballero de la Mesa Redonda y su cisne mágico que buscaban el Santo Grial por el mundo) fueron las obras literárias que inspiraron a Luis para la decoración de su castillo, además de ser historias que usó Wagner para sus creaciones musicales y que tanto amaba el rey. Una de los espacios más llamativos es la gruta de Venus (Venusberg), una habitación decorada con rocalla y falsa piedra que imita una caverna donde residiría la diosa del amor. Hay otra estancia imponente es El Salón de los Cantores, que representa un lugar descrito en la obra Tannhauser y es en donde, supuestamente, se desarrolla la escena de la justa de los trovadores; está toda la sala decorada con murales de escenas wagnerianas, historicistas y medievales. Muy llamativo es también El Salón del Trono, que se encuenta en el centro del edificio y cuya decoración está basada en los brillos dorados de los mosaicos bizantinos y románicos. El tema aquí representado en la busqueda del Santo Grial como se narra en la obra Parsifal de Wagner; aparecen representados distintos emperadores, como Justiniano, Casimiro de Polonia, Esteban de Hungría, Luis de Francia, Fernando de Castilla… (todos ellos santos) para mostrar el ideal de caballero protector de la Fe.
Quizás el sueño de un rey demente, quizás el capricho de un hombre enormemente culto y amante de la música, pero durante mucho tiempo el conjunto se vió como el elógio de lo hortera o lo kistch, de dudoso gusto para muchos, hoy es un monumento redescubierto y muy valorado por todos los turistas que nos hemos acercado hasta allí para verlo.
Imagenes de Wikipedia, homo-architectus.com y propias.
Hermoso castillo 🙂