La noticia del hallazgo de más de más de 1500 obras de arte robadas por los nazis y que estaban almacenadas de cualquier forma en un apartamento de Munich, ha estremecido el mundo del arte. Obras de Picasso, Klee, Chagall, Matisse o Franz Marc se encontraban en la casa de Cornelius Gurlitt, un anciano de 79 años que vivía en el barrio de Schwabing de la capital bávara, y por lo visto también almacenaba gran cantidad de basura. Incluso algunas de esas obras maestras estaban sin catalogar, es decir eran totalmente inéditas para todo el mundo. Las autoridades alemanas sabían de la existencia de este hallazgo desde el año 2011, pero no se habían decidido a intervenir ni a hacerlo público ya que a todo el asunto se le había dado la categoría de “asunto secreto con graves implicaciones políticas”. Fue la revista alemana Focus la que dio a conocer el hecho, y es que según parece el valor de las piezas podría llegar a superar los 1000 millones de euros.
Se cree que las obras fueron robadas o incautadas a coleccionistas y familias judías durante la II Guerra Mundial, ya que eran parte de lo que los nazis consideraban y llamaban el “arte degenerado” (entartete kunst). ¿Cómo puede ser que lo que para todos nosotros es considerado como obras maestras, para los nazis llevase ese apelativo? ¿ Valoraban ese tipo de arte? Para poder responder a esto hay que saber qué entendía el nacionalsocialismo por arte.
Entre 1933 y 1945 el Tercer Reich entendió un modo de ver el arte centrado en la monumentalidad y la estética heroica, pero que además llegase al espectador de un modo claro y propagandístico. Que fuese entendible por todos y no sólo por las élites o los coleccionistas adinerados como había ocurrido y ocurría con las vanguardias. Para ello vieron en la estética clasicista, basada en la Antigüedad, un modelo sencillo a seguir, con un gusto basado en la anatomía y en el canon humano, y por lo tanto figurativo; el régimen, además, entendía que el arte antiguo era el emblema de una cultura occidental superior y cuyo canon podía perdurar milenios, siendo siempre del gusto del espectador. Era un arte que ensalzaba la fuerza, el valor, la sangre aria… Es decir lo opuesto a las vanguardias más coetáneas.
La pintura y sobretodo el diseño gráfico debían ayudar a alcanzar una motivación bélica perpetua y también a educar en cuáles debían ser los modelos de trabajo y familia a seguir. Por otra parte la escultura estaba al servicio de la arquitectura, debía embellecerla y completarla; una idea, que por otra parte, ya había surgido de las mentes de algunos arquitectos del Renacimiento, como Alberti o Palladio.
En la estatuaria sería Arno Breker (1900-1991) uno de los más famosos. En su época de formación conoció a Rodin en París y viajó a Roma en donde entró en contacto con la obra de Miguel Ángel, decidiendo volcarse en una estética realista y armoniosa. Comenzó a ser famoso por sus trabajos para el Estadio Olímpico de Berlín, pero tras su encuentro con el arquitecto Albert Speer –el arquitecto del Reich- su fama subió a lo más alto, principalmente después de la creación de un encargo que le hizo el propio Speer: las esculturas monumentales llamadas “El portador de la antorcha” y “El portador de la espada” para la entrada de la Nueva Cancillería de Berlín, edificio diseñado por el propio arquitecto de Hitler.
Albert Speer (1905-1981) fue el arquitecto que el Fürer contrató para plasmar los ideales del nazismo. Se dice que ambos se pasaban noches enteras en vela hablando y planificando la reconstrucción y reforma de las ciudades del imperio nazi, sobretodo Berlín, que pasaría a llamarse Germania, y que se caracterizaría por enormes y monumentales avenidas, un gigantesco arco del triunfo que haría sombra al de Napoleón en París y un nuevo Reichstag con la cúpula más grande del mundo. Muchos arquitectos posteriores afirman que técnicamente hubiese sido imposible crear semejante edificio con las técnicas y materiales del momento.
Igualmente hay diversos expertos y escritores que afirman que la relación entre Hitler y Speer no era sólo profesional. Las obras que pudo crear Speer hoy están destruidas (Nueva Cancillería) o modificadas (gradas monumentales y tribuna del Campo Zeppelin en Nuremberg), pero la estética que usó fue muy clásica, incluso en algunos momentos se puede decir que casi egipcia, con unas formas muy sencillas pero rotundas, con un escaso uso del arco, basadas en el mundo clásico, con una gran utilización del racionalismo y la propaganda; y por supuesto la piedra era el material estrella para recubrir sus creaciones. Speer fue un hombre tan importante para Hitler que durante la guerra le nombró Ministro de Armamento, lo cual le costó la cárcel tras la contienda. Si bien es cierto que Speer se mostró arrepentido tras los Juicios de Nurember, lo cual le ayudó a rebajar su condena y le dio el apelativo de “el nazi arrepentido”. Speer se hizo muy famoso, y rico, en los últimos años de su vida cuando escribió varios libros sobre su relación con Hitler y su arrepentimiento por los actos cometidos. Actualmente su hijo, que sigue llevando el mismo apellido, es también arquitecto en Alemania.
Tras tener en cuanta todo esto, estoy seguro que los nazis sabían perfectamente qué es lo que les robaban a los ricos coleccionistas judíos, cuyos descendientes probablemente podrán comenzar a reclamar ahora, y por ello no fueron totalmente destruidas. Por otro lado no debemos olvidar que Hitler tenía un sueño, crear en su ciudad natal de Linz un gran museo de obras maestras robadas y requisadas durante la guerra, quizás algunas de estas 1500 piezas hubiesen acabado allí. ¿Los nazis entendían de arte, o no?
Entendieran o no, desde luego que eran conscientes de su valor. DE otro modo, todas esas obras de arte hubieran acabado en la hogueras donde ardieron tantos libros. Estoy seguro de que este hallazgo no es ni será el último de este tipo.
¿Qué clase de relación íntima sugieres entre Speer y Hitler?
Hola Francisco Javier. La relación que se sugiere (no solo yo lo pienso) entre Hitler y Speer sería sentimental y homosexual. Hay abundantes estudios, documentales, libros etc sobre la niñez y vida privada del Fürer, y muchos de ellos defienden esta tesis; aunque es cierto que no hay pruebas absolutas de ello. Para poder entenderlo bien hay que conocer la infancia de Hitler y su relación con Eva Braun, la cual siempre fue considerada amante, y que no se casaron hasta pocas antes de su suicidio conjunto en el bunker de Berlín. Muchos afirman que tenía una relación más platónica que física con ella, lo cual tampoco quiere decir que el gran amor de la vida de Adolf Hitler fuera Speer, pero, aunque no hay pruebas, se cree que entre ellos había una intensa relación. ¿Hasta qué punto fue mútuo? No lo sabemos, ya que también se piensa que el acercamiento de Speer al hombre más importante del momento tuvo que ver más con el interés personal que con el sentimental; no olvidemos que Speer acabó la Nueva Cancillería en menos de un año, menos tiempo del escatimado, sin duda intentaba impresionar al Fürer, y lo logró. Tras esto fue nombrado Ministro del Armamento.
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