Bajo el nombre Experincia Thyssen, el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid realiza una serie de aplicaciones para aparatos electrónicos con la intención de, poco a poco, dar el paso del catálogo a la app; pero sin nunca renunciar totalmemte al primero. Hace unos días pude asistir a la mesa redonda en donde se pudo discutir las ventajas, los cambios y las diferencias que implica el paso de las publicaciones tradicionales en papel a las digitales en el contexto de los museos. Unos meses atrás se hizo algo parecido, en el mismo lugar, con un acompañante de excepción: el pintor Antonio López, que dió un punto de vista curioso a aquel encuentro. En esa mesa de debate se encontraban Guillermo Solana, Director Artístico del Museo Thyssen, Mar Borobia, Jefa de Conservación de Pintura Antigua del Museo, Rufino Ferreras, Responsable de Desarrollo Educativo del Museo, Soledad Gómez, creadora de MediaMusea, y Javier Moya, Director de la Revista Don. A continuación os expongo, en unas líneas lo que allí se habló.
Para comenzar la mesa, se hizo de la mano de Mar Borobia, una presentación de la nueva app Giovanna. Esta app está centrada en la tabla quattrocentesca que representa un retrato de Giovanna degli Albizzi, más conocida como Giovanna Tornabuoni, obra de Ghirlandaio y que se conserva en el museo madrileño. Ghirlandaio (1449-1494) era originario de Florencia, y en esa ciudad es donde desarrolló casi toda su actividad, ya que coincidió en el momento historico en el que gobernaba Lorenzo de Medici (conocido como Lorenzo el Magnífico) y muy pronto estuvo dentro de los círculos pudientes de la sociedad florentina; así fue el principal pintor de aquel estrato social. Coincidió en el tiempo con el gran Leonardo (también nacido en Toscana) y con un jovencísimo Miguel Ángel Buonaroti, quien fue alumno suyo. Giovanna era la hija más pequeña de los muchos hijos que tuvo Maso degli Albizzi, adinerado hombre de negocios que se había enriquecido con el comercio de la lana. Pertenecían a la clase más alta de la sociedad de Florencia, y el futuro de Giovanna pasaba por ser esposada con un gran hombre de otra importante familia. Fue casada con Lorenzo Tornabuoni, perteneciente a esta familia que tenía lazos directos con los Medici (banqueros) y tambien relación con el papado. Giovanna tuvo un primer hijo, llamado Giovannino, que murio muy joven. Se quedó embaraza por segunda vez, y con apenas 19 años murió en el parto. Una gran tristeza invadió a la familia, y tras ser sepultada en la iglesia Santa María Novella, se cree que es cuando se le hace el encargo a Ghirlandaio de crear un retrato póstumo, sobrio y soberbio, que sirviera para recordar a la joven dama como paradigma de belleza.
En el retrato pintado por Ghirlandaio (probablemente en 1488) parece la joven de riguroso perfil, moda inspirada en las representaciones imperiales romanas; y es que, además, el famoso medallista Niccoló Fiorentino realizó varias medallas de ella también de perfil. Volviendo a la tabla que está en el Museo Thyssen, vemos que la joven está sobre un fondo neutro, lo que resalta aún más su figura, tras ella hay una serie de objetos que hacer alusión a su espiritualidad y a su exquisita educación. Toda la composición está marcada por una serie de líneas de composición entre las que se impone la forma piramidal y un claro ángulo de 90º que lo marca el brazo. En los ricos ropajes se puede ver, en su hombro, la letra «L» , inicial del nombre de su esposo (Lorenzo), y también (cerca de su pecho) la punta de diamante, símbolo de la familia Tornabuoni. El peinado es el típico que solía llevar, aunque no era la única; un recogido en la nuca y unos mechones rizados que caen a ambos lados de la cara. Por último encontramos una inscripción latina que dice: ARS VTINAM MORES ANIMVMQUE EFFINGERE POSSES PVLCHRIOR IN TERRIS NVLLA TABELLA FORET MCCCCLXXXVIII. «Arte, quisiera el cielo que pudieses representar su carácter y virtud; no habría en la tierra pintura más bella. 1488»
No es el único lugar en donde está representada Giovanna, ya que en los muros de la Capilla Tornabuoni (en la iglesia de Santa María Novella), en donde Ghirlandaio representó escenas de la Vida de la Vírgen, también aparece como una dama que ,acompañada por otras, observa la escena con gesto digno desde la derecha.
Mar Borobia nos informó de cómo la app Giovanna tiene una navegación rápida y sencilla, usando principalmente un índice o tocando la imagen del propio cuadro. En la aplicación encontramos gran cantidad de imágenes de gran calidad, e imágenes de la pieza siendo expuesta a la luz normal, a la luz azul (ultravioleta), a la infrarroja y a los Rayos X, pudiendo ver así todos los repintes, correciones, arrepentimientos y detalles de la tabla. También pudimos ver como se ha incluido una biografía del autor y la historia de la pintura. Algunas palabras están subrayadas y tocando en ellas, nos lleva a un glosario de términos y conceptos técnicos que ayudan al usuario. Por otro lado hay una selección de otras obras del artísta, piezas tanto de caballete como pintura mural. Por último, es impotante también añadir que la app cuenta con más de 18 animaciones que ayudan a entender mejor la pieza, a la vez que lo hacen mucho más entretenido.
Tras esta presentación se continuó con el tema de la importancia de las publicaciones digitales en los museos. Hubo varios puntos de vista, pero Guillermo Solana afirmo que el Museo Thyssen «pretende que los recursos digitales, como los del Quiosco Thyssen, no sólo sean publicaciones informativas, sino que también supongan una experiencia para el visitante». Un tema muy interesante, de los que se trataron allí, fue si las publicaciones en papel se leen menos, si la gente lee menos, si se lee en diagonal, o por encima… Sobre esto, Javier Moya, Director de la Revista DON comentó que su revista es un nuevo tipo de publicación, una revista de vanguardia, moderna y que se puede catalogar de «revista audio-visual», para nuevos públicos que leen de un modo diferente, no tan textual. Javier comentó como se sorprendió » al ver que la gente sí quiere leer en digital, que la gente quiere leer, y de un modo sencillo, por eso maquetamos a una sola columna». Interesante fue también su opinión sobre que » hay que dejar de pensar que lo digital es el hemano pequeño de las publicaciones en papel, que serían el hermano mayor; seguro que eso va a cambiar. Está cambiando».
¿Se debe pagar por la aplicaciones? Esta pregunta fue una de las últimas en plantearse antes de acabr el coloquio. Los ponentes afirmaron que lo más lógico es que unas sí, y otras nos; esto quiere decir que quizas las descargas del producto principal deberían ser gratis (siempre que se pueda) y las actualizaciones o los complementos que se vayan añadiendo posteriormente se deberían cobrar.
Cada uno puede sacar sus conclusiones de cada uno de estos temas, y opinar si las apps son provechosas, educativas o mero negocio, pero lo más importante es ser conscientes de que estamos en un mundo cambiante y que, como siempre digo, la tecnología y el arte son viajeros que van por el mismo camino.
Imágenes propias y Wikipedia
Mira lo que he recibido. Bsos Mluz